Así de cerca

Lo tuve a esa distancia, como se puede ver en la foto que le pude tomar con emoción honesta. El muchacho no flota cuando camina, pisa firme, pero es leyenda. Es el héroe que le ganó al tiempo, que compitió contra sí mismo en la piscina del cubo de agua de Beijing. Todas las noches mexicanas donde Michael Phelps rompió los récords las disfruté con alegría. Mi hijo mayor, a punto del sueño, con sus dos años de vida, me veía con sus ojos brillantes tratando de entenderme. Hoy el niño, y su hermano menor, nadan en una pequeña alberca cercana a la casa y me preguntaron sobre el joven de la fotografía que les mostré en cuanto terminó una jornada larga de Festival Olímpico Bicentenario.

Antes de las siete de la mañana de ese sábado 9 de octubre ya estábamos en las calles aledañas al evento. Iba con mi compañero Paco Alvarado, camarógrafo de vocación y talento. Policías y militares cercaron la zona. De nada sirve consultarles nada porque no saben absolutamente nada de lo que ocurre in situ. Están ahí porque deben estar ahí con tolete o arma larga en mano, según sea el caso. Nos estacionamos cerca del Ángel de la Independencia pero como dudamos tanto por ser zona de parquímetros, terminamos por meter el auto en un estacionamiento público. Después vinieron los cercos. Con todo y nuestras acreditaciones de accesos totales, el estado mayor presidencial ignoró toda la logística que se trabajó con días de antelación. Para acreditarme me preguntaron tantas cosas que superaron los exhaustivos cuestionarios de los promotores de las tarjetas de crédito.

Iba a estar el mandatario y los sospechosos quedábamos excluidos de la inauguración a pesar de que nos citaron para estar ahí. Después vino lo de Phelps y mi maldita frustración. Aunque lo tuve a un metro de distancia no lo pude ver nadar. Mi acreditación con accesos totales no funcionó y sólo vi las salpicadas generadas por la tremenda brazada del amo del agua. Pero sí lo vi batear, jugar golf, voleibol de playa, tirar un penal en el futbol y sentarse agotado en una banqueta para twittear. Ese es el contexto de esta imagen que guardaré en un lugar especial del disco duro de mi computadora.

1 comentario:

Gerardo Taker dijo...

Por un lado que bien que pudiste ver de cerca a Phelps y que lo viste en acción aunque no haya sido en lo suyo, por otro lado, mal por la cuestión de la logística.

Saludos