En el nombre del padre


Doctor Sócrates


Larri y el Paricutín


Submarinos Alemanes


El 22 de febrero de 1915 los alemanes establecieron, unilateralmente, la guerra submarina irrestricta. En aquel entonces, esa noticia impactó al mundo. El momento histórico provocó que dos equipos históricos del futbol mexicano eligieran el nombre de dos de éstas máquinas bélicas, antes de llamarse como se les conoció definitivamente.
El primero, con sede en Orizaba, fue conocido como el U-29, en honor al terror de los mares, símbolo de temeridad y arrojo. Con la guerra perdida y la inspiración cuestionada, el U-29 se convirtió en la Asociación Deportiva Orizabeña, el célebre y hoy extinto ADO.
El segundo fue el U-53 y estaba formado por albañiles y yeseros. Los muchachos que trabajaban en la construcción de las casas de la colonia Roma y Condesa le pusieron al equipo el nombre de un submarino alemán que hundió seis barcos mercantes en 1916 y que atravesó el Atlántico para entregar el pliego de rendición del imperio alemán, que puso fin a la Primera Guerra Mundial. A aquella escuadra hoy le conocemos como Atlante.

El sacrilegio de Nándor


Nándor Hidegkuti cometió sacrilegio el 23 de noviembre de 1953 cuando les hizo un hat trick a los ingleses en Wembley. La profanación inició al minuto uno, luego al veinte y marcó el tercero al cincuenta y tres. Aquella vez, otros míticos magiares se encargaron de hacer otros tres. Dicen que ese día, el sacrílego patentó una nueva posición dentro del campo de juego; la del falso 9. Hidegkuti destrozó la marca de los centrales flotando en una especie de limbo en los que los defensas fueron consumidos por la duda y no supieron qué hacer. Ese delantero impostor fue la inspiración de los grandes maestros de la estrategia y la esencia del juego que practica el propio Lionel Messi. Y todo gracias a un irreverente sacrilegio.  
Hidegkuti nació el 3 de marzo de 1922 y murió el 14 de febrero de 2002, en Budapest, Hungría.

Robbie, el cantante que quiso ser futbolista









Un fragmento de segundo en 96 años



En los años treinta del siglo pasado, el empresario toluqueño Moisés Plata invirtió capital para la instalación de estas canchas de tenis y la construcción de un casino para el Club Deportivo Toluca, en estos terrenos ubicados cerca de la avenida Colón, hoy convertido en un arbolado y significativo paseo. El cerro que se aprecia al fondo es el del Calvario. Esta es una tarjeta postal producida por la célebre compañía México Fotográfico, fundada por el fotógrafo veracruzano, Don Demetrio Sánchez Ortega, para promocionar el turismo del país en los años veinte, por órdenes del presidente Plutarco Elías Calles. La empresa de Don Demetrio perduró hasta 1970 y el Deportivo Toluca se concentró en el futbol, exclusivamente, convirtiéndose en uno de los equipos más triunfadores de México.
Agradecemos al historiador Francisco Montellano por compartir esta histórica postal.

La tira de Sindelar









Ironía


El 11 de febrero de 1975, Margaret Thatcher, fiel seguidora del West Ham, y sin tener nada que ver con los orígenes de hierro de los hammers, fue nombrada presidenta del Partido Conservador. Diez años más tarde, ya convertida en la Dama de Hierro, enfrentó la Tragedia de Heysel, aquella final de la Copa de Campeones en donde murieron 39 personas. La Primera Ministra declaró: "hay que limpiar el futbol inglés de los hooligans", sin embargo esperó cuatro años para actuar y en el camino se topó con un drama que sobrepasó al anterior: la Tragedia de Hillsborough, en donde murieron 93 aficionados en una avalancha humana. Bill Bufford, un periodista estadounidense que escribió el libro "Entre vándalos", buscó sin éxito encontrar las causas de la violencia de los hooligans. Lo que sí describió fue aquellas cosas que más les gustaban a los vándalos de las gradas: la cerveza, la Reina, ir a Europa, ellos mismos y la Thatcher.

En el nombre de Hristo


Hristo es un hombre temperamental. Confía plenamente en sí mismo y cuando jugaba era el líder supremo de la selección búlgara. Stoichkov es un héroe blaugrana, héroe nacional, villano que aniquiló los sueños de aquella selección mexicana del mundial de Estados Unidos 1994, son instantes de su gran pasado sobre la hierba. Activo de 1981 al 2004. Jugador con potencia, velocidad y anhelo de batir las redes. Su pierna zurda era letal. Anotó 234 goles y siempre utilizó el número ocho a las espaldas, el número que indica el día de su nacimiento.
Nació el 8 de febrero de 1966 en Plovdiv (Bulgaria). Debutó con el equipo de su ciudad, el Maritza Plovdiv y de ahí pasó al Zhevros Jarmanli hasta que llegó al CSKA Sofia en 1985, donde ganó tres ligas y cuatro copas de Bulgaria, cuando la cortina de hierro reprimía en gran parte la felicidad de los futbolistas.
Por cuatrocientos millones de pesetas fue vendido al Barcelona en 1990. Stoichkov se consagró. Ganó cuatro ligas consecutivas, la Copa de Europa (1992), tres Supercopas españolas y una Supercopa de Europa (1992). Estuvo un rato por Italia, con  el Parma, pero volvió a la ciudad Condal. De ahí volvió a casa, en 1998, con el CSKA Sofía, el dominio soviético ya había caído y Hristo se sentía libre en los campos búlgaros.
Tuvo una Copa del Mundo inolvidable en 1994. Fue campeón goleador y los búlgaros llegaron a semifinales arrastrados por su bravo líder, pasando por encima de México, en octavos de final. Fue hombre clave de su selección durante 17 años.
Ha sido galardonado con el Botín de Oro, junto a Hugo Sánchez en 1990, Balón de Oro (1994) y segundo mejor jugador del mundo, según la FIFA, en 1995. Está incluido en la lista FIFA 100.
Estuvo en Arabia Saudita (Al-Nasr) y en Japón (Kashiwa Reysol). Terminó su carrera en la MLS con el Chicago Fire y con DC United, su último equipo.
Como entrenador se estrenó con la selección búlgara en el 2004. Pero nunca logró cohesionar a sus elegidos. Siempre tuvo problemas con los capitanes, quienes le renunciaban en serie. En abril de 2007 es contratado por el Celta de Vigo con el objetivo de lograr la permanencia del club en la máxima categoría del fútbol español, pero fracasa en el intento y se va, alegando motivos personales. Luego anduvo en Sudáfrica, con el Mamelodi Sundowns y desde 2012, dirige al Litex Lovech de su país. Lo que es un hecho es que le gusta viajar por el mundo. Va de su tierra a Estados Unidos y luego se pasa por Barcelona, en donde también tiene casa.
Dicen sus biógrafos que acercarse a Hristo es como estar junto a un volcán en erupción. Stoichkov es un hombre intenso y polémico que ha dado cada paso de su vida con plena convicción, aunque, en definitva, su vida se parte e un antes y un después de él. "Si tuviera que comenzar de nuevo no cambiaría nada. Sería idéntico con el mismo carácter de hoy. Defensor de todo y para todos."
Amén.

Dios tiene un plan para Jamaica


Los jóvenes jamaicanos quieren trascender a través del futbol, por eso su selección carga con factores poderosos de identidad que otorgan a la isla caribeña un distintivo especial. Aunque el críquet es el deporte oficial, el balompié en la isla data desde 1893. Era de suponerse que el futbol debería estar presente en lo que era una colonia inglesa. Para 1925 formaron su primera selección representativa y celebraron una serie de tres encuentros contra sus vecinos haitianos y contra ellos celebraron duelos que alcanzaron tintes de clásico. De esa fecha a 1962, año de su independencia, entablaron enfrentamientos con otras islas caribeñas y con algunos clubes del continente americano.
Con la libertad consumada, Jamaica buscó pregonar su independencia a través del futbol. Por eso buscaron, desde 1965 y de manera anhelada, llegar a la fase final de la Copa del Mundo. Pero fracasaron una y otra vez. Más no se rindieron.  Imaginen que uno de los iconos representativos de Jamaica soñó con jugar al futbol. Sí, el legendario Bob Marley decía que “el futbol es libertad”. Además del reggae, él siempre hizo mundo con un balón a sus pies. Jugaba en donde podía, se dice que tenía un gran  talento con la pelota y era tan entregado que sufrió lesiones que le molestaron en conciertos y grabaciones, como la que sufrió en 1977. Esa vez se hirió el dedo del pie jugando a futbol en Londres. La herida se complicó tanto que los médicos ingleses recomendaron la amputación de su dedo gordo derecho. Bob se rehusó de acuerdo con las proscripciones rastas en contra de la cirugía. La lesión se volvió cancerígena y, a pesar de haber sido tratado en Miami, continuó reproduciéndose. En 1980, el cáncer comenzó a propagarse por el cuerpo de Bob y murió al año siguiente. Así tuvo que ver el juego en la vida de Marley.
En 1982, Jamaica no hizo el intento por acceder al gran evento de la FIFA. Los mundiales pasaban y en 1994, Horace Burell, un exmilitar, líder del gremio de los panaderos jamaicanos y presidente de la federación de futbol en el país tuvo una visión: calificar a Francia 1998. Para lograrlo contrató al técnico brasileño René Simoes a quien convenció, apelando a su fe cristiana, y a un intercambio político con el gobierno del Brasil. Jamaica votaría ante la ONU a favor de los amazónicos por un lugar en el Consejo de Seguridad a cambio de los servicios pagados del entrenador.
Simoes creyó en el sueño y le dijo al propio Burell: "Dios tiene un plan para Jamaica". Jugaron por todas partes, los bautizaron, en Zaire, como los Reggae Boyz. Llegaron al mundial de Francia 1998, ganaron su partido contra Japón, 2-1, y se ganaron el cariño del mundo, a pesar de que fueron eliminados en la primera ronda.
Desde entonces, los caribeños no han vuelto a calificar y sueñan con volver a ir a un mundial.

Necaxa 4-3 Santos, con todo y Pelé


Necaxa vs. Santos (Estadio Olímpico Universitario, ciudad de México, 2 de febrero de 1961)
Los torneos pentagonales y/o hexagonales de la década de los sesenta marcaron a varias generaciones de aficionados que disfrutaban de un espectáculo sin precedentes. En aquel pentagonal de 1961 participaron Guadalajara, Oro, NECAXA, Independiente de Argentina y SANTOS de Brasil.

La muerte o el Alzheimer han estado atentando contra una entrañable tradición que se viene dando desde la primera vez que estos hombres, y otros más que no salen en la foto, se juntaron para celebrar su proeza. Estos once necaxistas, dirigidos por el viejo Ross, derrotaron al mejor equipo del mundo, base de la implacable selección brasileña que al año siguiente conquistaría el bicampeonato del mundo. El partido fue en el estadio Olímpico Universitario. Todos fueron a ver jugar a Pelé pero nunca contaron con que en la fiesta del alarido todo puede suceder.
Sí, a O'Rey se le trató mal porque el también daba. Sus rivales estaban advertidos de su magia y al terminar el partido aseguraron que era mucho más de lo que les habían dicho. Dice la nostalgia que como jugaron aquella noche fue para no olvidarse en toda la vida.
Por eso cada 2 de febrero se reunen para volver a recordar, para reconstruir esos 90 minutos que los dejaron marcados para siempre. Para decirle a sus nietos y a todo aquel que los quiera escuchar que ese Necaxa le ganó, cuatro goles a tres, al Santos de Pelé...



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De cómo pasó de Coné a Conejo