Un cielo azul cubierto de estrellas, así se presenta Boca Juniors enarbolando la bandera que porta su escudo. Cada estrella es un instante, es un recuerdo, es la presencia plena de sus leyendas que llevan a la hinchada hasta la locura cada que llenan sus gradas. Es el equipo de un barrio que se hizo famoso en el mundo por el futbol. Es el equipo de su propio Dios viviente que es alabado con fervor.
Boca Juniors es entusiasmo y valor. Para ser jugador del equipo hay que tener clase, pero más importante aún es salir siempre con los dientes apretados dispuesto a luchar hasta el final.
El semillero de Boca le renueva el talento al club, sin embargo, sus futbolistas han sido parte en selecciones nacionales que le han dado a Argentina dos Copas del Mundo, cinco Copas América, dos medallas de oro en Juegos Olímpicos, una en Panamericanos y cuatro Copas del Mundo Sub-20.
Escuchen los apellidos: Tarantini, Ruggeri, Tévez, Riquelme. Son listas interminables de milicianos, auriazules de origen, que han jurado dejar la vida en la cancha. Por eso la comunión en la Bombonera es un acto místico.
Cuenta la leyenda que fue fundado el lunes 3 de abril de 1905 por cinco inmigrantes italianos y que sus colores fueron inspirados por un buque sueco que navegaba por el Río de la Plata.
Tanta pasión exige mantener la llama encendida y la enorme hoguera eleva sus flamas conquistando trofeos dentro y fuera de Argentina.
Ha ganado 18 Copas Internacionales que lo hacen ser, junto al Milán italiano, el equipo que más competencias de esta naturaleza ha ganado en la historia, siendo las proezas del Virrey Bianchi las más famosas.
Los xeneises han salido 23 veces campeones de la primera división nacional. Y siempre, el Barrio de la Boca ha celebrado como pocos lo hacen.
Su mítico campo se sincroniza en un grito de amor, porque este equipo vive un eterno romance entre los que juegan y los que ven jugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario