Los Hijos de Don Venancio


Hace 65 se estrenó la película “Los Hijos de Don Venancio”. Fue la primera en utilizar al futbol mexicano como parte de su narrativa. Y también la que proyectó a un ídolo deportivo en el espectacular formato cinematográfico.
El genial actor y director Joaquín Pardavé adaptó una obra argentina al contexto mexicano y logró comunicar un mensaje didáctico que mostraba una historia de familia, de valores, que resaltaba la aportación de la colonia española en México y que se acentuaba en la fusión cultural que se estaba generando en las gradas del legendario Parque Asturias.
Los Hijos de Don Venancio fue un éxito rotundo en taquilla. Horacio Casarín potencializó su gran fama como deportista y su personificación en la película le dio al público masivo un héroe nacional.
Atlante y Asturias fueron los clubes representativos de dos sectores del México de ayer, en donde otros eran los equipos grandes.
Estas imágenes son de las pocas que se tienen del arranque de la época profesional del futbol mexicano. Pardavé se atrevió a emplazar la cámara en puntos interesantes.
Ver como anotaban goles jugadores legendarios como el argentino Roberto Aballay o el maestro catalán Martín Vantolrá, es exquisito.
La película coloca elementos que hoy en día son fundamentales en el futbol espectáculo.
La radio para aquellos que seguían las acciones sin estar en el campo.
El ensimismado cronista.
La algarabía de las gradas.
La intimidad del vestidor.
La pasión desbordada.
Es un recuerdo que todo aficionado al futbol debiera tener. Es un documento del México que se nos fue.

Agustín en libertad

Que grato es volver a ver a Agustín Coss, quien viviera un grave problema hace unos meses al ser detenido por la policía en una terrible confusión. El pasado 21 de noviembre asistió a la comida anual que celebran, desde hace ocho años, los veteranos del Atlético Español.

Atlético Español

El campo los está esperando. Hace muchos años que formaron una gran familia porque todos los que pasaron por este equipo nunca lo han podido olvidar.
El Atlético Español, representado por un bravo toro de lidia, estaba destinado a morir desde que nació.
Un grupo de empresarios españoles decidieron tomar, temporalmente, la franquicia de un Necaxa que no podía seguir más, tras un conflicto laboral con algunos de sus futbolistas.
La transición fue muy dura, pero al final, todos los que representaron a ese toro bravo indultaron a esa bestia que les robó el corazón.
Los que ahora jugarán fueron futbolistas en alguna de las épocas del Atlético Español. Unos muy famosos, otros menos.
El arquero Molina, fue un héroe cuando, bajo el marco, los salvó de hundirse en la segunda división durante su primera temporada.
Este otro fue un crack. Manuel Manzo probablemente hubiera sido el mejor jugador mexicano de todos los tiempos, pero el alcoholismo le trazó un destino del que valerosamente pudo salir.
El famoso Pimienta Rico se inmortalizó con el Atlético Español.
Y el célebre Vaquero Cisneros, héroe y villano de Chivas, también se inició con el Atlético Español.
Que grato es volver a ver a Agustín Coss, quien viviera un grave problema hace unos meses al ser detenido por la policía en una terrible confusión.
El Atlético Español fue un gran semillero de jugadores por necesidad. A falta de dinero formaron a jóvenes y tal vez esa sea la clave de que todos se aprecien como una familia.
De 1971 a 1982 se enmarcan los tercios de su corta existencia. Subcampeones de la liga y campeones de la Concacaf son sus grandes logros.
Pero en 1982 el toro tuvo arrastre lento y nunca fue olvidado por los que le entregaron sus almas.
Por eso están aquí, este 21 de noviembre de 2009, en una cancha hermosa de Texcoco y así se juntan cada año. Para rendirse ante la nostalgia y transformar sus recuerdos en alegría pura.
El Atlético Español tiene páginas imborrables en la historia del futbol mexicano y hombres que nunca dejan de contarles a todos lo que se dice de ellos en cada una.

La vieja casa de los Tuzos

Este es el estadio Revolución Mexicana de Pachuca, Hidalgo. Sus viejas rocas dejan constancia de su edad, a pesar de que las piedras nunca envejecen.
La construcción comenzó el primer día de junio de 1958 y se inauguró el 14 de diciembre de ese mismo año. Tiene medio siglo de vida. Y muchísima nostalgia futbolera.
Don Juan es el vigilante del estadio. Aun recuerda el día en que el General Corona del Rosal, abrió las puertas del Revolución. Él era parte de las fuerzas armadas.
De 1958 a 1993, esta fue la casa del equipo Pachuca. Cada quince días se llenaban los 3 mil quinientos lugares y los que no podían entrar agradecían la generosidad del cerro de Cubitos.
Aquí se la jugaron los viejos Tuzos. Aquellos que buscaron reivindicar a la Cuna del Futbol Mexicano que se había privado del espectáculo durante muchos años. Hasta que un 5 de marzo de 1967 lograron el tan buscado ascenso a la primera división.
Luego vinieron las grandes contrataciones. Brasileños como Moacyr se volvieron ídolos del pueblo minero. Pero llegó un día en que los vientos se llevaron todo.
Aquí también tuvo sus orígenes el proyecto del Pachuca actual. En el Revolución Mexicana se sufrió y se aprendió que el futbol es un simple juego lleno de sentimientos.
Los viejos vestidores huelen todavía al sudor de las batallas.
Y en este campo, también cayeron los gigantes aunque a veces dejaban sus maldiciones.
En 1993, al Revolución Mexicana se le fueron sus Tuzos a estrenar un estadio más grande y moderno. Sin embargo, el propio Javier Aguirre decidió que este sería su cuartel general. Había algo bendito en sus entrañas. Una leyenda dice que esta imagen de la Virgen hizo el gran milagro de darle al Pachuca su primer campeonato en la primera división.
Después, los Tuzos ya no volvieron y el propio pueblo lo hizo suyo.
Pero el viejo estadio comenzó a incomodar a los devoradores de terrenos, decían que era un elefante blanco y se salvó de ser demolido para convertirse en tienda departamental o en oficinas.
Véanlo bien en esta magnífica toma desde el cerrito. El estadio nunca más se volverá a ver así. Para estos momentos ya deben de haber demolido la mitad de este escenario para darle paso a un ambicioso proyecto gubernamental.
Y aunque la mitad del estadio, la parte de las gradas de sombra, el campo de juego y las cabeceras se mantendrán es un hecho que han desaparecido los rincones de un pasado sufrido para iniciar otra era, siempre con el futbol, al centro de todo.