Este viernes 8 de octubre de 2010 fui invitado a la presentación del número 17 de la Revista Iberoamericana de Comunicación dedicada al periodismo deportivo, dentro del marco de la celebración del XV Encuentro del Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación (CONEICC). Por atrasos naturales de eventos de esta índole, los minutos nos pusieron al límite y todos comprendimos menos la empresa de los sandwiches que amenazó con cancelar su presentación. A mí me tocó la mala suerte y mi ponencia se redujo al primer y último párrafo con una reclamación genuina.
Me comprometí a publicar mi texto en este espacio y aquí lo pongo con gusto.
Muy buenas tardes a todos ustedes. Al leer el número 17 de la Revista Iberoamericana de Comunicación me tuve que poner el saco porque se habla de nosotros los no periodistas deportivos mexicanos. Samuel Martínez plantea el término de “comunicadores deportivos”, ese significativo, variopinto y muy diverso grupo de profesionales entre los cuales se encuentran verdaderos periodistas, reporteros, editorialistas, críticos y analistas “serios”, así como también famosos ex deportistas, ex árbitros, narradores y cronistas gritones, comentaristas chistosos, presentadores carismáticos, guapas modelos, cómicos y hasta “brujos”.
El maestro apunta que dejamos huellas discursivas por todos lados, que ejercemos un periodismo blando. Que somos una prensa abiertamente dócil, poco cuestionadora, ligera, laudatoria, amiguista, oportunista, por instantes sensacionalista, llena de lugares comunes y metáforas muertas.
Qué le puedo yo decir, una frase hecha, tiene usted la boca llena de razón.
Enrique Adolfo López Magallón, el sí periodista deportivo porque ejerce en otros lares, nos presenta tres casos ilustrativos. En Alemania, Estados Unidos y Argentina se hace un periodismo deportivo de alto nivel desde una perspectiva global. Los Alemanes han podido realizar periodismo global a partir de una perspectiva local. Los estadounidenses recurren fuertemente a sus propias tradiciones narrativas. Y los argentinos, de la manera más natural hablan del fútbol como un planeta sin fronteras.
Siempre es urgente observar fórmulas, estructuras y procesos exitosos en esta profesión y coincido con la postura de mi tocayo.
El Doctor Jesús Galindo Cáceres señala que hasta el momento, desde una Ingeniería de la Comunicación Social posible, el periodismo actual está lejos de atender al deporte como un agente de configuración social central y estratégico, como un constructor de cultura ciudadana, como una matriz de prácticas y sentidos de comunicación social.
El periodista no alcanza a darse cuenta de todo lo que está pasando. Las preguntas son sencillas, ¿y si se diera cuenta?, ¿y si se capacitara para mejorar su sentido y práctica del periodismo deportivo?, ¿y si tomara la iniciativa hacia acciones que movieran toda la energía que se encuentra en el mundo deportivo para cambiar la vida? Ese es el reto de la Ingeniería de la Comunicación Social, explorar esos horizontes de esas posibilidades. Y entonces ya veremos, concluye.
Si podemos funcionar como conejillos experimentales, que cuente conmigo por favor.
Entrando en los terrenos de la sociología, Fernando Segura, presenta un sensacional texto sobre el caso de la prensa deportiva en Francia, un ramo dinámico, activo y competitivo, con una gran tradición literaria, y una estrategia deslumbrante que debemos utilizar a nuestro favor para poder alcanzar la distinción de periodista deportivo.
Otro no periodista, pero sí exfutbolista, Félix Fernández, nos revela el misterio de los intrusos. En su colaboración señala que el periodismo es mucho más que aparecer frente a una cámara realizando análisis de un partido de futbol; más que escribir una opinión en una publicación impresa y más que formar parte de un panel radial. Tanto el periodismo como el mundo del futbol se han visto invadidos por intrusos que buscan ganarse la vida en dos actividades con permanente demanda, dentro de las que aparecen fuentes de trabajo directas o indirectas y que terminan por dejar a los verdaderos actores del futbol o periodismo un mínimo porcentaje de acción y ganancias.
En La cuádruple espectacularidad del periodismo deportivo, Juan Pablo Domínguez inicia contando una buena paradoja sobre nuestra materia: siendo la primera expresión acabada del periodismo especializado, constituye una de las modalidades periodísticas que menos han evolucionado al paso del tiempo.
Una llamada de atención urgente para todos, en especial para los actuales jefes de información que le tienen más cariño a los financieros de la empresa que a sus propios reporteros. Y también a los reporteros que acatan su orden de trabajo sin ambición, sin vocación, sin pasión y muchas veces sin capacidad de hacerlo.
Juan Pablo afirma y pregunta. Tenemos un periodismo que ha dejado la información en segundo término y que apuesta todo contenido al entretenimiento ¿Será la competencia por las audiencias lo que hace que la vocación de informar sobre el deporte sea hoy la que menos facilidades tiene para ser ejercida con libertad?
Gran pregunta con respuesta.
Porque continúa explicando que el periodismo deportivo posee una característica que a veces resulta controversial: la comprensión de la información como entretenimiento.
Por eso, nos sugiere Domínguez, debemos procurar creatividad informativa antes que exageración consabida, y en concreto, asumir los compromisos de un ejercicio periodístico competente.
Rolando Dromundo y su visión crítica señala que el periodismo deportivo en México ha sido hasta hoy un reflejo de la manera en que operan los medios de comunicación en el país.
Las empresas televisoras, al ser dueñas y participes del negocio, obviamente no pueden ejercer una cobertura imparcial con respecto a la cobertura deportiva. Mucho menos ser críticos ante este fenómeno.
Además observa que el hecho de que la mayoría de los profesionales del rubro tengan una escasa preparación académica, los hace más susceptibles de no tener una capacidad de análisis sobre los problemas del medio deportivo.
No agrego más, traigo el saco puesto, no soy juez, soy parte.
Alberto Cabañas en su artículo Cuerpo, tiempo y transfiguración nos obsequia dos citas muy ajenas al asunto del periodismo deportivo pero muy adaptables.
Dice San Agustín: “Vivir el ritmo y su tiempo es perecer en él”.
Dice Bachelard: “La imaginación es dinamismo organizador, es potencia dinámica que deforma y da forma a las copias pragmáticas proporcionadas por la percepción; y es también origen de una liberación, en donde las imágenes no valen por las raíces liberadoras que ocultan sino por las flores poéticas y míticas que revelan”.
Fernando Moreno, guardián de la gran tradición cinematográfica invita a reflexionar. Nos habla de Los otros niños héroes, los que ganaron un juego perfecto y se coronaron como los mejores de las ligas menores en 1957. El experto asegura que el cine tiene fascinación por el deporte. El cine mexicano hace mucho que no voltea hacia esa fuente de historias. Tal vez pase lo mismo que en las redacciones de nuestros medios en donde te dicen: es que la historia no vende… es que el futbol marca así y otros deportes marcan así… espero que no sea así.
Para finalizar me encontré un ensayo sobre un conflicto explosivo en torno a la hoja de coca en el Perú. Una realidad que lastima al mundo.
En verdad que he aprovechado el contenido de esta publicación. Nuestro gremio está pasando por un momento peligroso en donde ni siquiera podríamos llamarnos comunicadores deportivos, sino marchantes informales de dimes y diretes, o en el mejor de los casos, enciclopedias ambulantes de formaciones, estrategias y estadísticas que sólo cuentan la mitad de la historia.
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