El fotógrafo de los lentes largos

David Leah revolucionó la fotografía deportiva en México al introducir los lentes de largo alcance. Es británico de origen pero lleva media vida en nuestro país. Hace siete años tuve la fortuna de acompañarlo con una videocámara casera y comparto con ustedes lo que viví. El fotógrafo está por cumplir 25 años de realizar esta apasionante tarea, ya les contaremos como piensa celebrar. Por lo pronto, se sigue distinguiendo como el fotógrafo de los lentes largos.

Un hombre descalzo

Jorge Vergara Madrigal es un personaje que marca gran parte de la agenda del futbol mexicano por lo que hace, por lo que dice y por lo que piensa. Tiene 8 años al frente de las Chivas y es un magnate que ha hecho fortuna produciendo vitaminas para los pobres, como él mismo ha definido su negocio.

Vergara es un personaje que ilustra lo que podríamos definir como el sueño mexicano. Proveniente de una familia de clase media de Guadalajara pudo apenas terminar el bachillerato y antes de cumplir 30 años ya había sido mecánico, traductor de textos, vendedor de autos y tuvo una taquería de carnitas preparadas por él y un restaurante italiano. Para entonces llevaba media vida trabajando sin parar y pagó las consecuencias exponiendo su organismo al sobrepeso. Al buscar su propia salud encontró la fórmula que lo hizo tener una de las 200 empresas más poderosas de México con más de un millón de vendedores en el mundo.

Cuando Vergara llegó al futbol, los antiguos cimientos del Club Guadalajara se cimbraron. La nueva manera de administrar y dirigir al equipo fue un cambio radical que no ha sido asimilado en su totalidad. Y así el club más popular de México se convirtió en una marca comercial expuesta al escrutinio nacional.

El magnate habla, promete, se equivoca, pero siempre cumple. Sus formas estremecen y hasta escandalizan a los puritanos pero despiertan curiosidad y simpatías en aquellos que comparten la idea de que el futbol mexicano tiene estructuras vetustas y alejadas del ritmo que marca el espectáculo mundial. Sin embargo él tampoco tiene la fórmula precisa para lograr el equilibrio entre el negocio y el buen futbol.

Jorge Vergara es un hombre convencido de ciertas ideas que lo hacen encontrar su propia paz. Su práctica del Feng Shui es evidente así como su negativa a usar calcetines. Según su teoría esas prendas corrompen el termostato de los pies. Podría ser esa, entonces, la forma en cómo se conecta con el universo. Con la plena sensación de tener la tierra bajo los pies.

El decano de Londres

Bautizado con las aguas del Támesis, el Fulham es el equipo más antiguo de la ciudad de Londres. Fue fundado en 1879 al amparo de los feligreses de la iglesia anglicana de Saint Andrew. Su historia antigua y romántica se mimetiza con su legendario campo: el Craven Cottage.

Dicen que fuera del Reino Unido, la mágica historia de este equipo que juega en una especie de casa rural se esfuma porque no hay copas en sus vitrinas, salvo la Intertoto conquistada en el 2003. Su cercanía con el barrio de Chelsea hace más notorios los contrastes de su territorio y de su forma de expresarse a través del futbol. Sin duda que con los vecinos millonarios tienen relaciones poco cordiales dentro del campo.

Craven Cottage es el estadio de futbol más antiguo de todos los que hay en el planeta. Se inauguró en 1896. Basta con verlo para saber como fueron los tiempos pasados. Entre sus reliquias aun cuenta con una formidable grada de madera, única en su tipo y bautizada en honor a Johnny Haynes, leyenda máxima del Fulham. En ningún estadio de la Premier League se puede contemplar el juego sentado sobre una materia viva como ésta.

Las aguas del Támesis lo acarician todo el tiempo. Y su gente es muy devota. Las épocas obscuras de este equipo se han instalado en distintas eras. Su dinámica se limitaba a mantener la categoría situado a media tabla en donde los colapsos suelen ser brutales. A pesar de que el Fulham ha pasado más de media vida sufriendo, sus aficionados no los abandonan en un acto puro de fe.

En 1968 descendió y vivió una dura depresión. En 1996 el Fulham era un vagabundo en la tercera división y sus cien años de tradición estaban a punto de desaparecer. Fue cuando el magnate de origen egipcio, Mohamed Al Fayed, tomó las riendas de la franquicia con el objetivo de llevarla a la Premier League. En un lustro el club estaba instalado como parte activa del gran espectáculo en la isla del futbol a pesar de que el nuevo dueño, con pinta de Jeque, no era bien visto por un sector conservador que veía en él a un intruso dentro del viejo y vetusto equipo decano de Londres.

Los Whites tienen muchas páginas de sobrevivencia deportiva pero pocas de gloria. En más de un siglo de actividad sólo tienen 180 minutos jugados para conquistar un título. En 1975 perdieron la FA Cup con el West Ham y en 2010, el Atlético de Madrid les arrebató la Europa League.

Esta última hazaña fue producto de un arriesgado proyecto conocido como el gran escape, que hoy define el estilo del equipo. El día que llegó Roy Hodgson, el Fulham parecía destinado al fracaso pero se salvó; empezó un proyecto, sin estrellas, con un técnico con las ideas claras que los llevaron disputar aquella final europea.

Estos milagros deportivos han eternizado a sus leyendas. Johnny Haynes, Booby Moore, Alan Mullery, George Best y Bobby Robson representan los tiempos lejanos. Roy Hudson, quien ahora es el entrenador del Liverpool, y sus muchachos acaban de instalarse para siempre en la memoria de los cottagers.

Carlos Salcido ha llegado, entonces, al equipo decano de Londres y al más romántico de Inglaterra, en donde el dinero que se invierte es para resguardar una tradición centenaria que ha congelado el tiempo al generar ese sentimiento que mueve las entrañas de quien sea: la nostalgia.

Descendiente de los héroes

Sus rasgos son muy parecidos a los del Tata Gildo, aunque él no tuvo hijos. Pero en Técpan todos los Galeana tienen conexiones. Rastrear el origen familiar de una persona tras doscientos años de historia en un país convulsionado la mitad de ese tiempo, y con el terrible defecto de aniquilar su propio pasado, es tan complejo como encontrar una aguja en un pajar.

En este caso todo apunta en una sola dirección. Desde el Apertura 2008, pasando por el reciente Torneo Bicentenario 2010 y lo que llevamos de éste, un descendiente de nuestros libertadores está en acción con el Deportivo Toluca.

Él es Carlos Alberto Galeana Irra. Nació el 21 de diciembre de 1988 en Técpan de Galeana, Guerrero, la primera provincia libre de América; la tierra de los Galeana, representados por el coronel Hermenegildo, uno de los dos brazos militares de José María Morelos. Héroe y mártir del movimiento que encendió los sueños de libertad.

La historia de la familia Galeana tiene un sin fin de interpretaciones. Algunas son entrañables pero imposibles de comprobar. Sin embargo resulta irresistible contar una de ellas después de apreciar los rasgos de este joven que hace labores defensivas.

Se dice que los Galeana son descendientes de piratas naufragos. Escoceses o irlandeses, dice el relato. La fisonomía de Carlos nos da rienda suelta. Su cabello, el tono de su piel. Los pómulos. La forma de la nariz. Su estatura. Su bravura.

El árbol genealógico de los Galeana es tan grande como la zona que han poblado desde hace más de doscientos años. Se les ubica en la costa del pacífico partiendo desde Mazatlán y terminando en Acapulco. Carlos es una hoja de este tan enramado árbol familiar, que en aquellos tiempos revueltos originó el nacimiento de una nación libre.

En este Bicentenario dan ganas de pensar en pasado para que cuando nos miremos en el presente encontremos eso que nos hace tener coincidencias y que se le llama identidad. ¡Que vivan los héroes que nos dieron Patria!

Una historia del Bicentenario

Siempre he sido un apasionado de la historia. Me emociona que el tiempo se conecte a través de la sangre. Y es un reto escalar por los árboles genealógicos a sabiendas de que yo no conozco ni dos ramas del mío. Un periodo de doscientos años se celebra en estas fechas. Dos siglos del inicio de una revuelta que nos tiene dando tumbos en un presente complicado. Nuestra historia se cuenta de muchas formas: superficial y profunda, manipulada y confusa. Sin embargo los héroes nacionales son personajes que han crecido con nosotros a pesar de que muchas veces no resultan ser lo que los biógrafos oficiales relataron. Algunos son más de lo que dijeron ser y otros menos, pero todos fueron comunes y corrientes. Con sangre en las venas y con genes que trascienden al paso del tiempo.

Por esa razón he disfrutado esta historia de la cual no les contaré más porque la quemo. Este 16 de septiembre celebraré el Bicentenario amarrando lo que hago y será un honor para mí presentarles a un descendiente de los héroes que nos dieron Patria, quien doscientos años después de que sus parientes pelearan por la libertad, juega al futbol llevando su apellido con orgullo.

Forjador de Pichichis

La historia le ha dado un sitio especial a Míchel. En el once ideal de todos los tiempos del Real Madrid, aparece administrando el medio campo con Di Stéfano y Pirri. A veces, para ser el mejor, es necesario ser tan práctico como lo ha sido él. Si no tienes a la mano cierta virtud, hay que explotar la que no puedas contener.

La banda derecha siempre fue suya y ante los límites de no ser veloz, ni poseer dribling, optó por la precisión. Abría la cancha, le daba profundidad y con genialidad ponía la mesa a los devoradores de redes. Sus centros forjaron Pichichis, la máxima distinción a un goleador en el futbol de España. Hugo Sánchez, Emilio Butragueño e Iván Zamorano supieron que cuando un balón venía por derecha, sólo había que firmar el trámite. Pero también, el centrador tenía un disparo endiablado y cualquier arquero sufría cuando se aproximaba el momento del impacto. De izquierda o derecha, con las dos era letal. Anotó 130 goles.

Fue el último integrante de la Quinta del Buitre en alcanzar la máxima categoría. Fue un jugador que levantaba polémicas en canchas ajenas y propias. Un espíritu indomable y apasionado. Acostumbrado a ganar, de los 404 partidos jugados con el Madrid, sólo perdió 71. Fue seleccionado español, participó en dos mundiales; le anotó tres veces a Corea del Sur en 1990 y en México 1986 le llegó el chispazo de lo que tiempo después haría con su vida. Aquella tarde en Querétaro habló con Butragueño sobre una estrategia que se le había ocurrido. La pusieron en marcha y España aplastó a Dinamarca. Ese día, cuenta Michel, supo que sería entrenador.

Curiosamente, ambos jugadores terminarían sus trayectorias en el extinto Atlético Celaya, de gratos recuerdos para la afición mexicana.

José Miguel González Martín del Campo dice ser un jubilado muy activo en esto del futbol. Siempre asegura que si te diviertes mantienes la vocación; si sufres lo conviertes en un trabajo. Por eso está muy conciente de que el entrenador sufre más que el futbolista. Dirigió al Rayo Vallecano en el 2005. Y hace no mucho tiempo fue el máximo responsable de la cantera madridista personificada en su entrañable equipo Castilla, pero renunció cuando se sintió empleado.

Luego tomó las riendas del Getafe; salvó al equipo del descenso y ha despertado la ilusión de los azulones. Su filosofía es jugar bien para ganar. Sus referentes en el banquillo se reducen a dos nombres. Sacchi y Guardiola. Dos generadores de cambios y épocas.

Es un entrenador que va más allá del día a día. Que intenta estar bien preparado. Busca ser sensato, ser fuerte, ser ecuánime porque las victorias no le afectan, pero sí las derrotas. Por eso su reto es inmenso. Michel está reinventando al Getafe.

Sanchís con acento

Hijo de un veterano madridista que le heredó el nombre, Manolo es leyenda de la Quinta del Buitre. Fue el primero en llegar y el último en irse. Quiso ser portero en sus inicios pero se consumó como un gran defensa central.

Manuel Sanchis Hontiyuelo es su nombre completo. El Sanchis sin acento, porque ese se lo pusieron después y así ha quedado para la eternidad. “Sanchís” con acento y fuerte. Jugó en dos siglos y dos milenios distintos porque no paró desde el día en que Di Stéfano lo metiera al campo en 1983 hasta su retiro en el 2001, siempre defendiendo el inmaculado blanco del Madrid.

Llegó a disputar casi un millar de partidos que sumados todos le dieron un resultado impresionante: 8 campeonatos de Liga, dos Copas del Rey, una Copa de Liga, una Intercontinental, dos Copas de Europa y dos de la UEFA.

Vistió la roja en 48 ocasiones. Fue mundialista en 1990 y participó en la Eurocopa del 88.

En 25 años, el Real Madrid ha tenido 38 defensas centrales, sólo tres de ellos han cumplido más de cinco temporadas con el equipo. Él es uno de esos tres, junto a Fernando Hierro y Sergio Ramos. Y es, desde luego, el segundo jugador (Raúl es el primero) de campo que más partidos de liga ha jugado con el Real Madrid con 523.

Sanchís fue un defensa que nunca dejaba la casa sola. Sobrio, elegante en el trato al balón, con gran colocación y agilidad.

Esa Quinta del Buitre, integrada por Emilio Butragueño, Rafael Martín Vázquez, Miguel González “Michel”, Miguel Pardeza y Manolo Sanchís fue la columna vertebral de un Madrid que deslumbró al mundo en un lustro impresionante en donde, por cierto, Hugo Sánchez alcanzó la máxima altitud en su trayectoria.

Cuando Manolo lo dispuso dio un paso al costado. Estudió en la Universidad Complutense de Madrid y es licenciado en Gestión y Administración de Empresas y tiene un master en Dirección de Empresas Inmobiliarias.

Sanchís ahora es un hombre de cátedra y el club merengue lo ha vuelto a alinear como Director del Master en Dirección y Gestión de Entidades Deportivas “Alfredo Di Stéfano” de la Escuela de Estudios Universitarios Real Madrid. Además de que él mismo dirige su propia empresa dedicada a la organización de actividades docentes y deportivas; y escribe su forma de ver el futbol en el diario Marca.

Ese es el proyecto de vida de un hombre que valora el arrojo de quien tiene ideas y se arriesga para ponerlas en marcha.

Contracultura balompedestre

La tradicional calle de Venustiano Carranza en el centro de la ciudad de México. Un corredor exclusivo en donde el deporte se mercantiliza. Esta tienda, Deportes Becerra, es un referente. Antes de ellos, el local fue ocupado por Deportes Vial, el negocio de aquel futbolista del América (Octavio "La Pulga" Vial) que llevó a la selección mexicana al mundial de 1950 como entrenador y que luego fuera el estratega responsable del ascenso de los Pumas en 1962. Por lo pronto el lugar es histórico y lo que hay adentro es una muestra de contracultura futbolera.

Alan Peniche es un joven de 24 años que ha sido tocado por la nostalgia del futbol. El tiempo todo lo borra y sólo la memoria y la curiosidad son capaces de mantener vivos los elementos característicos del pasado. Aquellos tiempos que se fueron. Los momentos gratos. Las épocas complejas.

Por eso es posible que Alan esté haciendo una contracultura sin imaginárselo. Está buscando esos factores que el paso de los años desgasta y oculta. México no está viviendo tiempos felices en la fiesta del futbol y por lo menos aquí hay un ejemplo que arroja un mensaje interesante.

Buscar, hurgar y hasta imaginar es parte de lo retro. Las leyendas terminan cuando no son capaces de instalarse en el imaginario y se van sucediendo una a una. Alan ha investigado como ha podido y aunque no es diseñador de ropa, ha encontrado la manera de reproducir la indumentaria del pasado. Busca materiales que se acerquen a la esencia. Batalla para atinarle a colores que no se pueden obtener mirando fotos en blanco y negro. Escudos, agujetas, textiles, calzado y balones que tienen ese sello contracultural llamado retro.

Ha logrado reproducir el uniforme de la selección nacional que fue al primer campeonato del mundo en 1930, y no sólo la playera, también el calzado y el balón, por poner un ejemplo. También la camiseta con que el Necaxa le ganó al Santos de Pelé en 1961, en donde por cierto participó Agustín Peniche, un tío de Alán al que aun no ha podido conocer. Y al Cinco Copas, Don Antonio "La Tota" Carbajal, le hizo una réplica del sweter que utilizó en su último partido, en Wembley.

Lo que empezó como una afición de coleccionista hoy es la base de lo que podría ser su forma de vida. Crear y poner a disposición de todos una concepción personal de épocas pasadas del futbol. Así también se mantiene la intensidad de una pasión. Así también se puede soñar.

Visiten el sitio de Alan: www.leyendafutbol.com

PD. El jueves 9 de septiembre se presentó esta historia en Futbol en Serio Punto, 21:00 horas por TDN.

La firma de Macomish

Cuando llegamos a Santa Gertrudis, lo que queda de la fábrica de yute en Orizaba, comprendí lo complejo de la teoría de la relatividad. El tiempo y el espacio. El pasado y el presente. No hubo nada paranormal, por supuesto, fue mi imaginación la que me hizo escuchar y mirar a los escoceses que trabajaron ahí hace más de un siglo. Y desde luego que Duncan Macomish estaba ahí, supervisando a los muchachos que dejaron las tierras altas de su porción de isla para establecerse en otras tierras altas al pie de un inmenso volcán, oculto caprichosamente por la neblina.

Ahí en esa fábrica, en sus patios traseros se conserva lo que aseguran los orizabeños es el primer campo de golf en México, diseñado por Percy Clifford, mentor indiscutible de la época pionera de nuestro futbol. Pero no se sabe con exactitud dónde trazó Macomish el escenario para que rodara el balón por primera vez en nuestra superficie, aseguran más con emoción que con certeza los oriundos de Pluviosilla, llamada también, con algo de caché, La Manchester Orizabeña.

Orizaba pelea la potestad del futbol con Pachuca pero no hay datos precisos. Hay señales. Hay relatos de voz en voz. Lo cierto es que de pronto los escoceses ganaron el primer torneo organizado en México por el año de 1902 y ese resultado es inobjetable. Después se dispersaron, muchos volvieron a Escocia con la gran guerra y murieron en los campos de batalla.

Gente entusiasta del Ayuntamiento ha formado un museo para recordar más de cien años de historia. Orizaba tiene un legado importante de nombres que son leyenda. Con emoción pude observar una verdadera pieza museográfica que no está incluida en la exposición. El acta de matrimonio de Macomish quien se enamoró de una orizabeña de apellido Moreno. Ahí estaba su firma. De su puño y letra el escocés firmó el convenio social el mismo año en que aseguran que nació el equipo de futbol de los hilanderos, 1898. Y el trazo en tinta me dejó una sonrisa como si hubiese podido conocer una pequeña intimidad del personaje misterioso en la historia borrosa del juego de pelota.

No importa que Orizaba sea o no sea la Cuna del Futbol, lo que este lugar guarda tiene capítulos enteros de gloria y muchos recuerdos que buscan el resurgimiento de una tradición muerta por falta de dinero. Hoy en día hay un equipo llamado Albinegros. Se prometió un estadio que no avanza en sus obras. El equipo ha tenido resultados aceptables pero juega en el Puerto de Veracruz, lejos de la bruma y de ese clima que huele a futbol.

Futbol, café y las altas montañas de Veracruz

Después de tomarnos un café y unas galletas al pasar Puebla, la niebla nos envolvió y fuimos subiendo por el camino que lleva a las altas montañas veracruzanas. Las cumbres de Maltrata maltratan a todo aquel que no esté acostumbrado al paso lento que provoca la visibilidad a corta distancia. Un doble remolque de Bimbo nos sirvió de lazarillo en el camino rumbo a Pluviosilla y de pronto comprendí por qué los escoceses de las fábricas textiles de Orizaba extrañaban un poco menos la tierra húmeda de sus hogares.

Chocamán está relativamente cerca de Orizaba y de ellos aprendieron el futbol. Sus primeros equipos se formaron en los años veinte y en 1931 nació el precursor del Águila Azteca, una escuadra octogenaria que le da identidad a un municipio de 12 mil habitantes. El lugar es de fábula. Su leyenda es mágica. Habla de un rey oriundo que lloró la derrota de la conquista. Tienen un macizo que rebasa los dos mil metros sobre el nivel del mar. Conservan un hermoso bosque de niebla. Cosechan las dulces cañas, los chayotes y un café aromático que recibió el segundo lugar en un concurso de calidad entre los cafetaleros nacionales.

Es gente buena. Costumbrista. Tradicional. Orgullosa de su pasado y que fomenta a sus generaciones nuevas enseñándoles todo lo que los ancestros sabían hacer. Es un municipio pobre en dinero pero opulenta en tesoros naturales. Lo que el ojo puede observar en un paseo por Chocamán suele ser inolvidable.

Llueve con gracia. La humedad es inevitable. El fango te absorbe y no te deja ir. Así está su campo de futbol, nombrado en honor a uno de los mejores jugadores de su historia, al que le recuerdan como el Mariscal. Hemos sido recibidos con grandes atenciones, nos han compartido sus recuerdos. Pronto les contaremos esta historia, la de un equipo de futbol , la del ave inmortal del futbol cordobés.

El biotipo ecuatoriano

La mitad de los seleccionados nacionales del Ecuador tienen ancestros africanos. Esmeraldas, en la costa del país, y el Valle del Chota, en las montañas de la provincia de Imbabura, son las dos principales canteras de futbolistas afroecuatorianos.

De los 425 jugadores de la Serie A registrados en la Federación Ecuatoriana de Fútbol, 107 son de Esmeraldas y 25 del Chota. Ambas regiones están en la parte norte del país sudamericano.

Esmeraldas es la tierra de Walter Ayoví, jugador de Rayados, de Carlos Tenorio, de Geovanny Caicedo, de Giovanny Nazareno, de Juan Carlos Paredes, de Jaime Ayoví, de Iván Hurtado, de Jorge Guagua, de Segundo Castillo y de Néicer Reasco. El mismo goleador del Santos, Christian Benitez, nacido en Quito, es hijo de un esmeraldeño, paisano del legendario Ítalo Estupiñán, que echó raíces en México. Esmeraldas vive hoy una era de apogeo, sin embargo el Valle del Chota tiene un factor social que se detalla al relatar su historia.

Este es un valle andino del Ecuador que se ha hecho célebre con una fórmula eficaz para escapar de la pobreza tomando la vía transitada del futbol profesional. Aquí viven los nietos de los hijos de los abuelos que a su vez también fueron nietos de aquellos que acabaron en América por culpa de la esclavitud. Las plantaciones de caña de azúcar funcionaban gracias a la despiadada explotación de la máquina perfecta del cuerpo humano. De ahí vienen las características que le dan poder y resistencia al biotipo del futbolista ecuatoriano del siglo XXI. Por herencia genética son fuertes, de estatura espigada, con potencia y velocidad.

Al valle del Chota le decían el valle de la Muerte en la época colonial por ser un lugar insalubre. Ahora, es una región marginal. De las más pobres en el país por donde pasa la línea que divide al mundo en norte y sur. En el Chota se baila la bomba, música interpretada con instrumentos confeccionados con hojas de naranja, mandíbulas de burro y semillas. Pero se juega al futbol para olvidar las carencias y sobretodo para ver si algún día el juego los saca de ahí.

Siete de los once hombres que llevaron al Ecuador a su primera copa del Mundo, en el 2002, nacieron en el Valle del Chota. Edison Méndez y el Tin Delgado, son los héroes máximos. Marlon de Jesús y Luis Antonio Valencia, compañero del Chicharito Hernández en el Manchester United, son su presente. El biotipo del futbolista ecuatoriano, además de la fortaleza y la rapidez, también tiene la urgencia de encontrar su propia supervivencia. Y es en este lugar, en donde no hay videojuegos, donde los niños juegan a ser sus héroes y sueñan con la epopeya de irse muy lejos, persiguiendo al balón.