La leyenda del holandés errante

Hay una leyenda holandesa que habla sobre un barco fantasma que no puede volver a puerto, condenado a vagar para siempre por los océanos del mundo. El velero siempre se mira a la distancia, resplandeciendo con una luz fantasmal.

Dicen que el capitán de la nave, Willem van der Decken, hizo un pacto con el diablo para poder surcar siempre los mares sin importar los retos naturales que pusiera Dios en su travesía. La blasfemia lo condenó a navegar eternamente sin rumbo desde hace cuatro siglos.

Asimismo se dice que éste juró, de cara a una tormenta, que no daría marcha atrás hasta haber doblado el Cabo de Buena Esperanza (Ciudad del Cabo, Sudáfrica), aunque le costase llegar al Juicio Final.


Los holandeses han sido errantes también en el futbol. Blasfemaron contra los dioses del balón y jugaron distinto. Su Futbol Total revolucionó la forma de planear los partidos. Por eso son la inspiración de muchos estudiosos del deporte y su sentido del juego ha servido de estructura para diversos estilos. Sin embargo no han podido consagrar sus virtudes y acaban errantes en las copas del mundo como el barco y el holandés de la leyenda.

Casualmente, si los holandeses llegaran a la semifinal les tocaría jugar en Ciudad del Cabo, el Cabo de Buena Esperanza en donde se dice que el capitán van der Decken pactó con Satanás. ¿Será entonces cuando se salden deudas pendientes? ¿Los holandeses dejarán de ser errantes y llegarán a puerto? ¿Habrá un nuevo pacto?

Holanda, hasta cierto punto, ha traicionado su espectacular forma de juego. No podemos asegurar que estén blasfemando de nueva cuenta o que hayan hecho un pacto con el diablo para llevarse la Copa del Mundo, pero no hay nada más circunstancial que estar en el fin del mundo y volver a recordar que van der Decken juró no dar marcha atrás hasta haber doblado el Cabo de Buena Esperanza, porque ahora, para Holanda y su comandante Bert van Marwijk, después del cabo les estaría esperando el Soccer City de Johannesburgo.

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