Siempre he sido un apasionado de la historia. Me emociona que el tiempo se conecte a través de la sangre. Y es un reto escalar por los árboles genealógicos a sabiendas de que yo no conozco ni dos ramas del mío. Un periodo de doscientos años se celebra en estas fechas. Dos siglos del inicio de una revuelta que nos tiene dando tumbos en un presente complicado. Nuestra historia se cuenta de muchas formas: superficial y profunda, manipulada y confusa. Sin embargo los héroes nacionales son personajes que han crecido con nosotros a pesar de que muchas veces no resultan ser lo que los biógrafos oficiales relataron. Algunos son más de lo que dijeron ser y otros menos, pero todos fueron comunes y corrientes. Con sangre en las venas y con genes que trascienden al paso del tiempo.
Por esa razón he disfrutado esta historia de la cual no les contaré más porque la quemo. Este 16 de septiembre celebraré el Bicentenario amarrando lo que hago y será un honor para mí presentarles a un descendiente de los héroes que nos dieron Patria, quien doscientos años después de que sus parientes pelearan por la libertad, juega al futbol llevando su apellido con orgullo.
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