Juegos simultáneos. Llenos de entusiasmo, pasión y coraje.
De alguna manera hay que sacar las tensiones que el deber propicia porque todos los que disputan el balón en estos, los llanos de la Magdalena Mixhuca, son elementos de la policía de la ciudad de México.
El futbol es un buen remedio para que los guardianes de la ciudad mantengan la cordura en medio de la maraña de problemas que a diario se enfrentan.
Sigamos a uno de ellos, al número once, Omar Rodríguez. Hace unos días lo ascendieron a policía segundo y tiene en los genes la vocación de vigilar las calles de la ciudad.
En estos momentos son las tres de la tarde. El día de Omar empezó antes de que saliera el sol.
Trabajan turnos de 12 horas por 24 de descanso. Policías como él patrullan y buscan prevenir el delito y mantener el orden.
Al terminar su turno, se desarma y una vez a la semana, junto a sus compañeros de sector, acude a cumplir un deber menos arriesgado. El jefe Crespo les ha encomendado que ganen el trofeo para Coyoacán.
Fuerzas especiales, de rescate, la policía bancaria, los granaderos y hasta un equipo del agrupamiento femenil disputa el torneo de policías más grande, por lo menos, de Latinoamérica.
Ahora se ha llegado a la mitad de la competencia y los augurios para Coyoacán son buenos. La recompensa para el equipo campeón será el haber cumplido la misión y tendrá la oportunidad de medir sus fuerzas con el primer equipo del Pachuca.
El partido ha terminado y los policías volverán a las calles, para seguir vigilando.
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