La media cancha la escrituró a su nombre. Era el mariscal del campo en la era del Campeonísimo y marcó toda una época con el Rebaño Sagrado.
Isidoro Díaz, el Chololo, tenía un despliegue de creatividad. Su entrega y talento fue apreciado siempre. Consagró diez años al Guadalajara, pero antes ya había pasado por las fuerzas menores. Nació un 14 de febrero de 1938 en Acatlán de Juárez, Jalisco, pueblo del que alguna vez sería su alcalde. Debutó con Chivas el 17 de julio de 1958 pero de niño nunca soñó con ser futbolista. Él quería nadar. Compitió en los 50, 100 y 200 metros libres. Pero el futbol se lo robó a la alberca.
El espíritu de alta competencia que aprendió en la natación lo proyectó en el medio campo. Por eso cuando se convocaba a selección nacional se decía que eran “el Chololo y diez más”. Fue a un mundial (Chile 1962) y le anotó a Checoslovaquia, en la primera victoria de México en copas del mundo.
En Chivas el eje de ataque estaba conformado por él, Héctor Hernández y Chava Reyes. Pero fue en el medio campo donde su inteligencia lo hizo hacer grandes cosas. Era el táctico del Rebaño. Su ingenio y dominio de la posición eran increíbles.
Así jugaba el Chololo. Recuperaba balones haciendo marcaciones cuerpo a cuerpo o por zonas, su dominio del balón le permitían tener salidas elegantes y su toque preciso trazaba la directriz en el ataque. Era un experto en la creación de paredes y un buen olfato de gol. A la hora de defender, con un simple movimiento podía despojar a sus rivales de la pelota.
Un gol de Isidoro fue con el que Guadalajara conquistó su séptimo campeonato. Otro de sus goles memorables lo hizo con la selección en el estadio Maracaná cuando jugaron contra Brasil.
Jugó más de 500 partidos en primera división. Sus últimos años defendió las playeras del León y del Jalisco y se retiró en 1972.
Isidoro Díaz, el Chololo, tenía un despliegue de creatividad. Su entrega y talento fue apreciado siempre. Consagró diez años al Guadalajara, pero antes ya había pasado por las fuerzas menores. Nació un 14 de febrero de 1938 en Acatlán de Juárez, Jalisco, pueblo del que alguna vez sería su alcalde. Debutó con Chivas el 17 de julio de 1958 pero de niño nunca soñó con ser futbolista. Él quería nadar. Compitió en los 50, 100 y 200 metros libres. Pero el futbol se lo robó a la alberca.
El espíritu de alta competencia que aprendió en la natación lo proyectó en el medio campo. Por eso cuando se convocaba a selección nacional se decía que eran “el Chololo y diez más”. Fue a un mundial (Chile 1962) y le anotó a Checoslovaquia, en la primera victoria de México en copas del mundo.
En Chivas el eje de ataque estaba conformado por él, Héctor Hernández y Chava Reyes. Pero fue en el medio campo donde su inteligencia lo hizo hacer grandes cosas. Era el táctico del Rebaño. Su ingenio y dominio de la posición eran increíbles.
Así jugaba el Chololo. Recuperaba balones haciendo marcaciones cuerpo a cuerpo o por zonas, su dominio del balón le permitían tener salidas elegantes y su toque preciso trazaba la directriz en el ataque. Era un experto en la creación de paredes y un buen olfato de gol. A la hora de defender, con un simple movimiento podía despojar a sus rivales de la pelota.
Un gol de Isidoro fue con el que Guadalajara conquistó su séptimo campeonato. Otro de sus goles memorables lo hizo con la selección en el estadio Maracaná cuando jugaron contra Brasil.
Jugó más de 500 partidos en primera división. Sus últimos años defendió las playeras del León y del Jalisco y se retiró en 1972.
1 comentario:
Se retiró en 1974, jugando para el Club Atlas de Guadalajara.
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