Por sus propios fueros


Su vida ha estado marcada por momentos de extrema complejidad. Un asunto de dopaje parecía que le cercaba su carrera pero nunca bajó la guardia y peleó para demostrar que su gran inspiración de la vida es el futbol.
Aarón Galindo fue, desde niño, un prospecto para el balompié. En Cruz Azul le siguieron la pista desde que jugaba en los llanos de la Liga Española. Fue capitán de la Máquina a pesar de su juventud. Y por supuesto que tomó su lugar en la selección nacional mayor, teniendo como antecedentes todas las selecciones menores.
En la Copa Confederaciones 2005, celebrada en Alemania, Galindo fue encontrado culpable de dopaje y suspendido un año de toda actividad. Se le crucificó. Se dijo que no había sido un asunto de doping, se le involucró en asuntos llenos de morbo en donde la esposa de un célebre seleccionado podría estar involucrada. Aarón guardó silencio, aguantó, esperó y pasó el año de castigo replanteándose a si mismo.
Con el tiempo transcurrido levantó la mano. Cruz Azul no supo manejar la situación y cuando se dio cuenta Galindo ya había firmado con un club europeo en un futbol de segundo nivel: el Hércules en la segunda división española.
De ahí pasó al Grasshopper-Club de Zurich en Suiza, y luego dio el brinco a la Bundesliga con el Eintracht Frankfurt.
Demostrada su calidad pero más allá de esto su gran espíritu y carácter, Aarón tomó la que puede ser la decisión de su vida. Aceptó contratarse con Chivas para tomar su lugar perdido en el gran cartel del futbol nacional.
Ahora esta entre los hombres que deberán lograr un lugar en Sudáfrica. Antes de Sven, Hugo Sánchez ya lo había convocado, pero es ahora cuando la revancha en verdad se le presenta al sólido defensor. Es un hecho que está de vuelta y por sus propios fueros.

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