Coyoacán es una visita obligada en la ciudad de México. Ahí vive el hijo del fundador de las Chivas. Don Luis Everaert, es historiador y cronista del famoso barrio sureño, y guarda en su casa miles de historias y una reliquia que describe el origen de los tres colores representativos del Club Guadalajara.
Edgar Everaert viajó desde su natal Brujas, en Bélgica, y llegó el 15 de septiembre de 1904 al puerto de Veracruz. Se celebraba la noche del grito de independencia y el cumpleaños de Don Porfirio Díaz. Ya instalado en Guadalajara, Jalisco, Evereart trabajó para los almacenes “La ciudad de México”, pertenecientes a una familia francesa de apellido Gas. Al compartir sus rutinarias jornadas de trabajo con jóvenes extranjeros y por supuesto con mexicanos, se le ocurrió difundir el juego aprendido en los colegios jesuitas de Bélgica.
Cuenta Don Luis que su padre mandó traer de Europa un uniforme a rayas muy similar a la casaca que usó en su equipo colegial de Brujas, cuyos colores están inspirados en el escudo de armas de la ciudad. El rojo, el blanco y el azul no están inspirados en la bandera francesa, como se ha justificado el origen cromático de la legendaria camiseta. Ese escudo inspirador es una reliquia sagrada para Don Luis. La guarda en terciopelo en una cajita que está blindada por los recuerdos.
El equipo tapatío nació en 1906 y primero se llamó Unión pero en 1908 cambió definitivamente por el nombre de Guadalajara, por sugerencia del propio fundador.
En los tiempos de la Revolución, Everaert dejó Guadalajara y se mudó a la capital del país, en donde participó con dos equipos: el Club Olímpico y el ABC.
Después dedicó su vida al comercio y solo regresó a Guadalajara para conmemorar el cincuentenario del equipo rojiblanco en 1956. Meses antes de terminar el año el padre de las Chivas murió y no pudo ser testigo del primer campeonato del rebaño sagrado.
Para el centenario del equipo, se acuñó una medalla que lleva grabado el nombre de Everaert, un homenaje que recuerda al belga que llegó con una camisa a rayas, para fundar el club más importante de México.
Edgar Everaert viajó desde su natal Brujas, en Bélgica, y llegó el 15 de septiembre de 1904 al puerto de Veracruz. Se celebraba la noche del grito de independencia y el cumpleaños de Don Porfirio Díaz. Ya instalado en Guadalajara, Jalisco, Evereart trabajó para los almacenes “La ciudad de México”, pertenecientes a una familia francesa de apellido Gas. Al compartir sus rutinarias jornadas de trabajo con jóvenes extranjeros y por supuesto con mexicanos, se le ocurrió difundir el juego aprendido en los colegios jesuitas de Bélgica.
Cuenta Don Luis que su padre mandó traer de Europa un uniforme a rayas muy similar a la casaca que usó en su equipo colegial de Brujas, cuyos colores están inspirados en el escudo de armas de la ciudad. El rojo, el blanco y el azul no están inspirados en la bandera francesa, como se ha justificado el origen cromático de la legendaria camiseta. Ese escudo inspirador es una reliquia sagrada para Don Luis. La guarda en terciopelo en una cajita que está blindada por los recuerdos.
El equipo tapatío nació en 1906 y primero se llamó Unión pero en 1908 cambió definitivamente por el nombre de Guadalajara, por sugerencia del propio fundador.
En los tiempos de la Revolución, Everaert dejó Guadalajara y se mudó a la capital del país, en donde participó con dos equipos: el Club Olímpico y el ABC.
Después dedicó su vida al comercio y solo regresó a Guadalajara para conmemorar el cincuentenario del equipo rojiblanco en 1956. Meses antes de terminar el año el padre de las Chivas murió y no pudo ser testigo del primer campeonato del rebaño sagrado.
Para el centenario del equipo, se acuñó una medalla que lleva grabado el nombre de Everaert, un homenaje que recuerda al belga que llegó con una camisa a rayas, para fundar el club más importante de México.
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