El 11 de febrero de 1975, Margaret Thatcher, fiel seguidora
del West Ham, y sin tener nada que ver con los orígenes de hierro de los
hammers, fue nombrada presidenta del Partido Conservador. Diez años más tarde,
ya convertida en la Dama de Hierro, enfrentó la Tragedia de Heysel, aquella
final de la Copa de Campeones en donde murieron 39 personas. La Primera
Ministra declaró: "hay que limpiar el futbol inglés de los
hooligans", sin embargo esperó cuatro años para actuar y en el camino se topó
con un drama que sobrepasó al anterior: la Tragedia de Hillsborough, en donde
murieron 93 aficionados en una avalancha humana. Bill Bufford, un periodista
estadounidense que escribió el libro "Entre vándalos", buscó sin
éxito encontrar las causas de la violencia de los hooligans. Lo que sí
describió fue aquellas cosas que más les gustaban a los vándalos de las gradas:
la cerveza, la Reina, ir a Europa, ellos mismos y la Thatcher.
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