El 31 de enero de 2009, Raúl igualó la marca de Di Stéfano. Aquel
día todos celebraron. Fue el relevo generacional de una de las más grandes
tradiciones madridistas: la de anotar goles en el juego de anotar goles.
Dicen que el viejo era una saeta. Enamorado de su vieja, la
pelota, a la que siempre le daba las gracias. Rubio y calvo prematuro.
Temperamental. Un Dios Pagano por no haber ganado una copa del mundo.
Dicen que el joven era como un vampiro que se alimentaba de
goles. "El Robert De Niro del futbol". Y si bien dormía en una cámara
hiperbárica para no flaquear nunca en el campo, aquel día abrazó a la leyenda y
le dijo "Gracias Viejo". A final de cuentas, él también es un Dios Pagano.
1 comentario:
Grande!
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