El Pato Baeza Futbol Club tiene su campo en Texcoco. Ya han rebasado la década y ha tenido esas pequeñas derrotas y humildes victorias cotidianas de la vida.
Se llaman así en honor a uno de los héroes necaxistas que vencieran al Santos de Pelé el 2 de febrero de 1961, en la ciudad universitaria. El Pato sabe que ha pasado tanto tiempo de aquella proeza que no le da importancia alguna cuando los chiquillos o los jóvenes no saben ni entienden por qué se llaman así. Pero Alberto Baeza es feliz estando cerca y tiene muy claro lo que quiere de su equipo.
Aquí se aprende a jugar desde niños, por supuesto que se gesta la ilusión de llegar a ser, pero también se trata de abrir brecha cuando el único camino no tiene cabida; vivir del futbol no lo podrán hacer muchos de ellos pero todos podrán usar al futbol para afrontar sus destinos.
Arturo es todavía un niño, tiene destellos pero su cuerpo aún no está en plenitud; pelea tras el balón, se entrega, compite y construye sur forma de ser. Algún día le tocará probarse para ver si puede llegar, pero por lo pronto es el futbol su gran inspiración.
Con la tercera división la cosa es distinta. Son jóvenes entre 16 y 20 años buscándose a sí mismos. Ambicionando todo lo que implica ser jugador de primera desde un limbo en donde el tiempo corre distinto. Pero el futbol los pone en su lugar y les otorga pistas para que cada uno tome su vereda, aunque no todos saben descifrar por dónde.
El hoy de varios sirve de ejemplos. Arellano está jugando y el momento le está ayudando a sanar el dolor que carga por la reciente muerte de su padre, por el momento ese es el gran aporte del deporte para él. Mientras tanto, tres amigos ven desde afuera sus fragilidades a través de sendas lesiones que los tienen marginados y reflexionando sobre lo que pasará.
La franquicia de un equipo de tercera división cuesta alrededor de 600 mil pesos y la posibilidad de recuperar la inversión es una fantasía en la mayoría de los casos. Pero el Pato Baeza, el dueño del equipo, quiere mantener la categoría para darles a otros lo que a él le dio el futbol.
Por eso el club ha pensado en hacer algo por ellos. Si no llegan a las canteras de los grandes equipos por lo menos podrían tener facilidades para estudiar, o para obtener un empleo en alguna de las fábricas y empresas de la región. Para lograrlo están trabajando, tocando puertas, explicando que a través del futbol se puede alcanzar la felicidad, ese detonante de armonía que construye la vida social. Que arraiga, que da identidad y que permite llevar la fiesta en paz.
Reportaje transmitido el 11 de marzo de 2010.
2 comentarios:
hola y saludos a todos.
yo juego el la liga de futbol infantil pato baeza y es un gusto poder ver que el lugar donde juego semana con semana aparece por las pantallas de television , una felicitaciona todos las personas que conforman y hacen del pato baeza un gran espacio deportivo no solo para mi sino para los miles de niños que han participado o participan en sus torneos de futbol organizado.
Gracias por tus comentarios, saludos
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