Las crónicas recuerdan que cincuenta y cinco mil personas vitorearon el empate de la selección mexicana con Francia en el pasto sagrado de Wembley, durante el mundial Inglaterra 1966. Para los ingleses fue muy oportuno que México le arrebatara un punto a los franceses, rivales directos de grupo en la primera ronda y más porque el equipo de la rosa había empatado, también, con Uruguay, en la apertura de la competencia.
El merecido empate tuvo lugar el 13 de julio de 1966. Francia mandó una formación 4-2-4 a la batalla mientras que Trelles formó un 4-3-3 con Calderón en la portería; Chaires, Peña, Núñez y Hernández en la defensa; Díaz, Mercado y Reyes en la media; Fragoso, Borja y Padilla al ataque.
No se habían rebasado los primeros diez minutos cuando el sistema de pases rápidos y largos del equipo mexicano puso a prueba a los franceses. Aarón Padilla remató de cabeza y el balón pasó rozando el travesaño.
Ahora sí, al minuto 49 los mexicanos cimbraron Wembley. “No falles Borja, no falles” gritaba Don Fernando Marcos en su narración sentida. “Gol de México”, cantó el erudito. Uno a cero sobre Francia. Un sueño que duró 13 minutos, solamente.
la zaga nacional tuvo una pifia, entregaron la pelota. A 16 metros fuera del área, Hausser disparó, el balón tocó el palo izquierdo y empataron los galos en el minuto 62. Pero Francia nunca pudo acomodarse en el campo. Jugó extremadamente lenta y su defensa sufrió con el adelantado, veloz e impredecible Enrique Borja, quien era detenido mediante recursos fuera de reglamento.
Los contragolpes mexicanos fueron de alta peligrosidad, pero la enjundia aniquiló la contundencia.
Uno a uno en la catedral del futbol, un resultado que se festejó en el Reino Unido porque México cayó bien en las exigentes gradas de Wembley.
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