Велибор "Бора" Милутиновић
Al terminar el Mundial de 1986, el presidente Miguel de la Madrid condecoró a Bora Milutinovic con la Orden Mexicana del Águila Azteca, reconocimiento que se les entrega a aquellos extranjeros que entregan su talento en servicio de la patria.
Milutinovic llegó al país en el arranque de la década de los setenta para jugar con los Pumas en donde se convirtió en un revolucionario entrenador que marcó una era impresionante. La UNAM promediaba 78 goles por temporada bajo su mando y Hugo Sánchez se consagró en esta etapa.
Justo cuando la selección había fracasado en su intento por calificar a España 1982, Bora estaba en la cumbre de su corta trayectoria como técnico universitario. En 1983 se le entregó el equipo nacional en medio de un sin fin de críticas. Una de ellas lanzada con ácido por el gran Nacho Trelles, quien aseguró que a partir de ese momento se tendría que modificar el apellido para quedar en Trellesovski, poniendo en tela de juicio la necesidad de un extranjero para poner orden en el futbol doméstico. Curiosamente hoy en día es tan mexicano como Don Nacho porque adoptó nuestra nacionalidad.
Pero Bora aceptó el reto. México no tendría que eliminarse porque sería sede del campeonato en 1986 y el entrenador tuvo tres años para trabajar en el estilo y personalidad del equipo tricolor.
El origen de Velibor Milutinovic nos lleva a un país que no existe más. Nació el 7 de septiembre de 1944 en Bajina Bašta, en lo que era Yugoslavia y hoy se llama Serbia. Su nombre en serbio se escribe así: Велибор "Бора" Милутиновић.
Bora hizo estudios, a nivel técnico, de radio y televisión. Inició la carrera de ciencias políticas pero la dejó trunca. De niño siempre practicó el deporte. El ciclismo y el futbol en las estaciones de calor. El esquí y el patinaje cuando la nieve y el hielo se apoderaban de su pueblo.
Fue seleccionado yugoslavo entre 1960 y 1966. En su país de origen no existía el futbol a nivel profesional, eran equipos amateurs los que disputaban la liga local. Así eran los procedimientos de las naciones socialistas que vivían al amparo de la Unión Soviética.
En México está establecido desde agosto de 1972, aunque por naturaleza es un hombre viajero. Lo importante en los viajes, según Bora, es dejar un buen recuerdo.
Y vaya que ha dejado recuerdos por el mundo. Es el único hombre que ha dirigido a 5 selecciones en 5 mundiales diferentes. México (1986), Costa Rica (1990), Estados Unidos (1994), Nigeria (1998) y China (2002).
Alguna vez tuvo que tomar una decisión que seguramente le rompió el alma. La selección serbia lo necesitaba más que nunca en el 2003. Tras dos semana de reflexión dijo que no porque había razones familiares y de índole personal para negarse. Pero la realidad fue que Milutinovic quedó consternado al saber que la selección de Serbia-Montenegro se formó en base a criterios políticos.
Con Honduras disputó el eliminatorio rumbo a Alemania 2006 pero no terminó su camino. Y no se arregló con Arabia Saudita o Togo porque no quiso.
En China le dicen Milú, que en mandarín significa buena suerte.
Ahora, finales de abril de 2009, está en Irak dirigiendo al equipo nacional con miras en la Copa Confederaciones.
Este entrenador es poco científico y le apuesta más a uno de los valores que más ha olvidado el futbol moderno: la alegría del juego.
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