Fue la maestra quien atentó contra la magia generada en la región derecha de su cerebro pero que se expresaba por la parte izquierda de su cuerpo. A Manolo le amarraban la zurda al pupitre, para que fuera normal como los demás niños. La mano hizo caso pero no la pierna. “Me gustaba pegarle con la zurda, con la zurda, con la zurda. Es muy raro porque no escribo con la zurda. No soy zurdísimo porque escribo con la derecha”, recuerda el de los goles bonitos.
Manuel Negrete Arias nació el 11 de marzo de 1959 en Ciudad Altamirano, Guerrero, en plena Tierra Caliente. Debutó en Primera División el 23 de septiembre de 1979 con los Pumas de la UNAM. Bora Milutinovic lo mandó al campo de la Ciudad Universitaria para enfrentar al Unión de Curtidores. Sin embargo, los orígenes de Negrete no son de color azul y oro.
“Antes de ser profesional, podría pensarse que empecé en las fuerzas básicas de Pumas pero no, yo fui a las fuerzas básicas de Pumas pero donde estuve más tiempo fue en las fuerzas básicas de Cruz Azul”, recuerda.
Por cierto, en esta época Cruz Azul lo prestó para que jugará algunos partidos con el Pachuca. “En 76 ya estaba yo jugando en 2ª división. Mi primer equipo, en la 2ª división fue el Acapulco”, puntualiza Manolo.
Desde el puerto de Acapulco y para llegar a la Ciudad Universitaria había que cruzar la sierra, dejar Guerrero y subir a más de dos mil metros sobre el nivel del mar. Pero cuando el zurdito emprendió el viaje, su destino ya lo estaba esperando.
Vamos a dejar que recuerde su llegada al pedregal.
“El llegar a un equipo profesional, el llegar a probarte y que te brinden lo que me brindo Pumas fue algo que no lo cambio y que lo valoro y que agradezco. Era un equipo que tenia de todo. Tenia clase, tenia contundencia, tenia coraje, tenia garra”, platica este hombre que parece no envejecer. Con el azul y oro escribió sus mejores momentos. Fue campeón Interamericano y campeón de Liga, pero donde encontró la inmortalidad fue en el estadio Azteca, cuando jugó la Copa del Mundo de 1986.
“Yo creo que un mundial de futbol es algo que pocos futbolistas pueden vivirlo, pueden sentirlo, porque es de sentir. Y en mi caso, cuando anoto ese gol, cuando se levantan 120 mil gentes, cuando tu estás en el césped es algo impresionante, es algo que no lo vuelves a vivir pero con el simple hecho de recordar hace que vibres”, basta ver el brillo en la mirada para entender que su alma quedó atrapada en esa jugada en donde remató de tijera, el más bonito de sus goles bonitos.
Aquel lance espectacular le puso los reflectores del mundo encima. Después del mundial se va a jugar a Europa con el Sporting de Lisboa, en Portugal. Ahí es donde le dijeron de sus goles bonitos. “Anoté goles bonitos y me llamaban así, el Negrete de los goles bonitos”. Después pasó un tiempo en España, con el Sporting de Gijón, donde jugaba Luis Flores, hasta que fueron repatriados.
“Llegue de Europa con otro ritmo. Me voy una temporada a Monterrey, la 90-91, cuando pumas fue campeón. Lamentablemente siempre iba a Monterrey y anotaba muchos goles, pero se los hacía a los Rayados y a los Tigres. Y cuando estuve en Monterrey no hice tantos como me hubiese gustado”, se sincera Manolo.
En 1991 regresó a Pumas. Tuca Ferreti, recién estrenado como estratega le convocó con un mensaje cifrado que tal vez Negrete no entendió: aquella temporada pudo haberse retirado con sus colores pero no lo hizo. Se contrató con Atlante en la 92-93 y hasta salió campeón. Después se enroló con Toros Neza, para volver al Atlante y ponerle punto final a su carrera en 1996.
Para Manolo fue difícil decidirse a dejar el futbol después de tantos años. Pensar en otras cosas le revolucionó su ritmo de vida. La apostó a los bienes raíces y obtuvo rentas constantes y saludables. Pero ese era su dinero trabajando y no él. “Pero hay otras cosas”, me dice , “yo estuve trabajando para el gobierno del estado de Guerrero en el desarrollo del deporte; estuve en la UNAM, en las actividades deportivas; y en la Federación Mexicana de Futbol, en la capacitación”. También fue candidato a diputado. Vendió pasto sintético, arte en pasto como el le llamaba a su proyecto. Y hoy sigue buscando dónde sentirse seguro, porque como el mismo dice: “mientras no tenga algo seguro yo estoy buscando muchas cosas, muchas opciones, soy hiperactivo en ese sentido”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario