Honduras está en la mente del equipo nacional. No hay otra cosa que perturbe sus pensamientos. Ganaron el sábado, celebraron en la cena de esa noche, durmieron y luego volvieron a México para concentrarse de lleno en el siguiente partido. Ganar este miércoles significa la tranquilidad de estar, de una buena vez por todas, en la Copa del Mundo.
Los hondureños llegan con una gran carga emocional. Son líderes de la zona. Tienen buen futbol. Sienten una gran rivalidad hacia la selección mexicana. Además, saben que tienen en sus manos el boleto a Sudáfrica, y su segundo mundial en la historia, y lo quieren asegurar en el Azteca. Ellos también se están preparando para su gran momento.
Alrededor de 5 mil catrachos estarán en el estadio para apoyar a su equipo. Vienen pregonando que darán el “Aztecazo”. Por su parte, en México hay mesura. No hay excesos. Hay confianza pero nada más.
Javier Aguirre está como depredador al acecho. Sigiloso, esperando la oportunidad de cazar su presa. “Pensamos que vienen 90 minutos muy fuertes contra un equipo que ha hecho muchos goles, que tiene pocos en contra, serio, bien dirigido y que no nos va a regalar nada. Es en lo único que pienso, lo demás no es mi labor”, dijo, “me importa más mi equipo, que el rival. Aunque sí puedo anticipar que ellos, que son quienes más han metido goles en el hexagonal, tienen delanteros temibles y de mucho respeto, Carlos Pavón, Carlo Costly, David Suazo; gente que juega o ha jugado en Europa, que tiene mucha calidad individual y que colectivamente hace buen trabajo, llegan al frente, Núñez, Guevara, Izaguirre y Turcios, tienen un potencial ofensivo importante. Es bueno tomar nuestras providencias”.
La lluvia, la altura, el estadio lleno, serán factores que se darán en ese momento, sin embargo, como dice el Vasco, el pleito es entre dos oncenas.
“Nosotros jugamos a 2240 metros, evidentemente afecta al rival, entrenamos aquí y vivimos aquí, el campo está esplendoroso, el corte del pasto es de la mejor calidad; están tapando el estadio, no lo vamos a ir a lastimar más. Si llueve, Concacaf impide al equipo rival entrenar con tacos sino con tenis y creo yo que no va a ser pretexto y no lo ha sido nunca. Está claro que más de 100 mil personas y la altura, no son fáciles para nadie, jugaremos 11 contra 11 e intentaremos ganar”.
Este es de esos partidos en donde se vislumbra un vencedor y un vencido. Es de esos duelos que no se empatan, al menos, que las circunstancias hagan de la batalla una épica para la historia.
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