Los mártires de Kiev

Es el drama más triste, bello y sublime del futbol. Pero sólo es un mito que encandila a propios y extraños. Don Eduardo Galeano y Juan Villoro han soltado tinta, por ejemplo. Porque el partido de la muerte tiene todos los ingredientes de la epopeya: traición, adversidad, villanos despiadados, hambre, sometimiento, violencia, tiranía, muerte pero también esperanza, fraternidad, entrega, héroes, virtuosidad, libertad, igualdad y amor. 

El clímax ocurre durante un partido jugado entre oficiales nazis y harapientos prisioneros de guerra ucranianos, quienes trabajaban como panaderos, pero que en su pasado inmediato habían sido jugadores del Dinamo y del Lokomotiv de Kiev. La negativa para hacer el saludo nazi por parte de los sometidos, vestidos con el rojo de los comunistas, y la soberbia demostración sobre el campo del estadio Zenit, llevaron a estos mártires -dice la leyenda que a la oncena completa- a morir ante un pelotón de fusilamiento que los ajustició “en lo alto de un barranco”. Sin duda que todo concuerda con el modus operandi de los crímenes de guerra cometidos por los nazis, el caso se parece mucho al de Sindelar, sin embargo, se ha tratado de reconstruir el capítulo desde distintas perspectivas. En todas se desbarata el mito.

Murieron cuatro jugadores de aquel FC Start, pero no murieron por haber derrotado a los alemanes. No hubo martirio en lo alto del barranco, como lo dijo Galeano. Ni tampoco “Klimenko hizo la jugada másvaliente en la historia del fútbol. Solo ante la portería, demostró a sus verdugos que no era como ellos: les perdonó” (Juan Villoro), porque a Alexei lo mataron meses después, en un ajusticiamiento múltiple, en un campo de concentración. Es cierto que se formó un equipo con jugadores de prestigio. A todos les dieron trabajo en una panadería industrial. Por supuesto que hubo conveniencia por parte de aquellos que aceptaron jugar al futbol para salvar la vida. El Kremlin se los reprocharía a los sobrevivientes, tiempo después. En esos momentos los nazis tenían un año controlando una ciudad sometida por dos fuegos: el fascista y el soviético. Y a los ucranianos siempre les ha podido generar pasión extrema sus ideas de libertad.

Hay una foto (arriba) que tira por sí sola los dramas del asunto. En esa imagen posan los dos equipos, el día 9 de agosto de 1942. El FC Start (ucranianos) y el Flakelf (oficiales nazis). Están mezclados. Los de camiseta clara (blanca) son los alemanes. Los de playera oscura (roja) son los ucranianos. Putistin posa con el torso desnudo. Ninguno se ve desnutrido. Hay varias sonrisas. Lo arreos de juego no distan el uno del otro. Tampoco podemos ver al severo árbitro, calvo y con el porte de los oficiales de las SS. No sabemos si la foto fue tomada antes o después del partido. Si fue antes, se muestra la camaradería que el futbol despierta. Si se tomó después, hay un gesto claro de caballerosidad deportiva. Entre lo elocuente de esa gráfica y la muerte a sangre fría, es imposible que existan 90 minutos de diferencia.

Además, el FC Start todavía jugó un partido más, el 16 de agosto, y humilló al Rukh, el equipo favorito de los ucranianos colaboracionistas. Dicen que el presidente de aquel rival, Georgi Shvetsov, fue quien señaló y delató como espías y traidores, a algunos de los jugadores que los hicieron polvo. El viejo Shvetsov sobreviviría a la guerra y acabaría vendiendo entradas en las taquillas del estadio olímpico de Kiev. 

Caso cerrado

El alemán Jochen Kuhlmann, fiscal asignado al caso AR1/02 1001- “El asesinato de prisioneros de guerra soviéticos después de un partido de futbol”, determinó, tras años de investigaciones, que el juego se llevó a cabo, bajo un ambiente muy agradable. Que no se pudo comprobar la presencia de algún miembrode las SS, en el vestidor del FC Start, quien los habría conminado a perder el encuentro bajo pena de morir si no era así. Por lo que la correlación entre el partido y la posterior muerte de los futbolistas no podía ser confirmada.


Los cuatro mártires

Nikolai Korotkykh murió bajo tortura, los nazis lo capturaron por espionaje. Ivan Kuzmenko, Alexei Klimenko y Nokolai Trusevich fueron asesinados en febrero de 1943, en el campo de concentración de Sirets. Se practicó un fusilamiento masivo por un acto de rebeldía de los prisioneros del sector, entre estos estaban los futbolistas.


La historia en la pantalla grande

La muerte de los futbolistas fue consignada por el diario Izvestia, en noviembre de 1943. Para 1958, el periodista Petro Severov relacionó el partido y publicó “El último duelo”, en el diario Evening Kiev.  Aquí fue cuando la maquinaria de propaganda soviética le dio un carácter superlativo a la historia. El cine hizo suyo el drama. La pantalla grande de la Unión Soviética se llenó de patriotismo, mártires y reclamos hacia un sistema tan totalitario como el que ellos mismos ejercían. Después, los húngaros hicieron la suya, y cuando el estadounidense John Huston conoció la trama, mientras el caso se juzgaba como un posible crimen de guerra, puso a Pelé,  Ardiles,  Moore, Kane y Stallone a jugar contra los alemanes, pero en Paris. Recientemente, para conmemorar el 70 aniversario, los rusos hicieron una nueva versión titulada “Match”, que en Ucrania generó controversia por señalar que los mártires de Kiev fueron entregados por los mismos ucranianos colaboracionistas. El estreno coincidía con la Euro 2012 y ha sido pospuesto hasta nuevo aviso.

Cartelera de películas sobre el partido de la muerte

Tercer Tiempo (URSS, 1962)
Dos medios tiempos en el infierno (Hungría, 1963)
El partido de la muerte (URSS, 1964)
Escape a la victoria (EU, 1981)
Los once mortales (Alemania, 2005)
El partido (Rusia-Ucrania, 2012)

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